El desierto de Merzouga es conocido por sus impresionantes dunas, paisajes áridos y cielos despejados. Sin embargo hay un fenómeno que transforma este entorno, dándole un toque de magia: las lluvias. Aunque pueden ser escasas y esporádicas, las lluvias en Merzouga tienen un impacto extraordinario en el paisaje, la flora y la fauna de la región.
La temporada suele comenzar ente octubre y abril, aunque las tormentas inesperadas pueden ocurrir en cualquier momento. Esto ha sucedido durante el mes de septiembre. El agua ha cubierto gran parte de las tierras del desierto donde hacía años que la lluvia se había vuelto algo extraordinario y la sequia es una de las principales amenazas de la zona. En los puntos más afectados han caído 250mm de lluvia en 48 horas, lo que equivale a la mitad de las precipitaciones anuales de la región, según las autoridades marroquíes.
La lluvia ha dejado imágenes insólitas, las dunas del desierto de Merzouga con grandes lagunas de agua o ríos que habitualmente están completamente secos, llenos hasta arriba.
Las lluvias en Merzouga no son solo una bendición para los habitantes del lugar, sino que también permiten que la vida florezca en un entorno que a menudo parece inerte. Al caer la lluvia, las semillas dormidas en la arena comienzan a germinar, cubriendo las dunas con una explosión de verde. Plantas como el esparto y diversas especies de flores silvestres emergen de las arenas, creando un paisaje sorprendentemente colorido y vivaz que contrasta con los ocres y dorados de las dunas.
Tras la lluvia se pueden observar animales que el resto del año están ocultos, como los zorros del desierto o las aves migratorias. También son importantes culturalmente para las comunidades que habitan alrededor de Merzouga, siendo el agua un recurso privilegiado. Durante la época de lluvias, las aldeas bereberes organizan festivales y celebraciones agradeciendo a la naturaleza sus bendiciones.
Visitar Merzouga después de las lluvias es una experiencia mágica que pocos pueden imaginar. La belleza efímera del desierto en estas condiciones invita a la contemplación y al asombro. Cada visita puede ofrecer una perspectiva diferente, recordándonos que incluso en los entornos más áridos, la vida tiene una manera de florecer cuando se le da la oportunidad. Así, las lluvias en el desierto no solo son un fenómeno natural, sino un recordatorio de la resiliencia de la vida y la interconexión de todos los ecosistemas, por más remotos que sean.
Ya sea que te encuentres explorando las dunas, acampando bajo un manto estrellado, o simplemente disfrutando del aire fresco después de la lluvia, Merzouga ofrece una experiencia única que deja una huella imborrable en el alma de quienes se aventuran a su mágico y cambiante desierto.
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